La supervivencia de la infancia es el núcleo fundamental de todas las actividades de UNICEF.
Reducir la mortalidad en la infancia en dos terceras partes, de los 93 niños por cada 1000 que morían antes de cumplir cinco años en 1990, a 31 por cada 1000 en 2015.
Alrededor de 29.000 niños y niñas menores de cinco años- 21 por minuto- mueren todos los días, especialmente de causas que se podrían evitar.
Más de un 70% de los casi 11 millones de muertes infantiles que se producen todos los años se deben a seis causas: la diarrea, el paludismo, las infecciones neonatales, la neumonía, el parto prematuro o la falta de oxígeno al nacer.
Estas muertes se producen sobre todo en el mundo en desarrollo. Un niño de Etiopía tiene 30 veces más probabilidades de morir al cumplir cinco años que un niño de Europa occidental. Entre las muertes infantiles, en Asia meridional y central se producen las mayores cifras de muertes neonatales, mientras que en África subsahariana se registran las tasas más elevadas. Dos terceras partes de las muertes ocurren en solamente 10 países.
Y la mayoría se pueden evitar. Algunas de estas muertes se deben a enfermedades como el sarampión, el paludismo o el tétanos. Otras son el resultado indirecto de la marginación, los conflictos y el VIH/SIDA. La desnutrición y la falta de agua potable y saneamiento contribuyen a la mitad de todas estas muertes infantiles.
Pero las enfermedades no son inevitables, ni tampoco los niños enfermos tienen por qué morir. Las investigaciones y la experiencia indican que 6 millones de los casi 11 millones de niños y niñas que mueren todos los años podrían salvar la vida por medio de medidas nada sofisticadas, basadas en pruebas empíricas y eficaces en relación a sus costos, como vacunas, antibióticos, suplementos de micronutrientes, mosquiteros tratados con insecticida y una mejora de las prácticas de atención familiar y lactancia materna.
Estas medidas forman la base de las actividades de UNICEF para ayudar a los niños y niñas a sobrevivir, y se llevan a cabo por medio de cientos de aliados y de las oficinas sobre el terreno -así como empleados itinerantes- en todo el mundo.
UNICEF responde mediante:
La provisión de intervenciones de salud y nutrición de gran impacto. En alianza con los gobiernos, la OMS y otras entidades, UNICEF tiene por objetivo ampliar la escala de intervenciones de salud y nutrición con una eficacia demostrada, de gran impacto y rentables, para reducir el número de muertes neonatales y de niños y niñas de corta edad a causa de enfermedades que se pueden evitar y tratar fácilmente.
UNICEF es el mayor comprador de vacunas del mundo, ya que adquiere más del 40% de todas las vacunas que se utilizan en el mundo en desarrollo. Aunque las tasas mundiales de inmunización han aumentado de menos de un 20% en los años 1970 a alrededor de un 74%, todavía es necesario llegar a millones de niños y niñas.
UNICEF negocia precios favorables y realiza previsiones de las necesidades de vacunas para asegurar estabilidad en el suministro. Las metas son, entre otras, aumentar la cobertura de inmunización a por lo menos un 90% a nivel nacional y a un 80% en todos los distritos, haciendo un particular hincapié en llegar a los grupos de población con niveles de cobertura reducidos, y lograr la eliminación total de la poliomielitis.
Cuando distribuye vacunas, UNICEF incluye suplementos de micronutrientes para luchar contra la desnutrición, otro factor fundamental para la supervivencia de la infancia. Los suplementos de vitamina A, si se toman cada cuatro o seis meses, pueden reducir la mortalidad infantil debida a todas las causas hasta en un 23%, las muertes derivadas del sarampión en un 50% y las que produce la diarrea en un 33%.
Otra meta en esta esfera es aumentar la tasa de niños y niñas que duermen bajo mosquiteros hasta por lo menos un 60% en las zonas donde el paludismo es endémico. Esta enfermedad es responsable de la muerte del 10% de niños y niñas menores de cinco años en los países en desarrollo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las condiciones deficientes en la etapa neonatal son la causa más importante de la mortalidad infantil. Todos los años mueren en su primera semana de vida 4 millones de recién nacidos. Como respuesta, UNICEF defiende y promueve programas para aumentar las tasas de lactancia materna exclusiva. La base más firme para la salud infantil es la nutrición, y el mejor alimento para los recién nacidos es la leche materna. El amamantamiento protege al recién nacido contra la diarrea y las enfermedades agudas de las vías respiratorias, estimula su sistema inmunológico y mejora su respuesta a la vacunación, y además contiene varios cientos de moléculas, enzimas, proteínas y hormonas importantes para la salud.
La salud de la madre es también fundamental para los recién nacidos, especialmente a la luz de las nuevas investigaciones que indican que un entorno neonatal favorable es un elemento importante para predecir un futuro saludable. Junto a la OMS y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), UNICEF aboga en favor de programas integrales de salud de la comunidad para mujeres embarazadas, y les ofrece apoyo técnico y financiero. Esto debería incluir la provisión de suplementos de micronutrientes, vacunas, medicamentos antipalúdicos y mosquiteros tratados con insecticidas.
Mejorar las prácticas de atención familiar. En los países en desarrollo, alrededor del 80% de la atención de la salud se presta en el hogar, y la mayoría de los niños y niñas que mueren lo hacen en casa, sin que los examine un trabajador de la salud. Además, muchas familias no practican aún una alimentación infantil apropiada ni la lactancia materna. Alrededor de un 40% de las muertes infantiles podrían evitarse con una mejora en la atención familiar y comunitaria, que no requiere equipos de alta tecnología, sino acceso a información adecuada, apoyo y suministros básicos.
Trabajando con los gobiernos, los agentes de salud y las comunidades sobre el terreno, UNICEF ayuda a las familias a aprender actitudes esenciales y conocimientos básicos sobre la salud, especialmente en lo tocante al cuidado de los recién nacidos. Esto incluye mejores prácticas en lactancia materna y alimentación complementaria, higiene y eliminación segura de la excreta.
UNICEF trabaja también para integrar mejor los sistemas que distribuyen suministros básicos y proporcionan servicios de salud a las familias más pobres. Los trabajadores sanitarios y de difusión reciben capacitación para apoyar una mejor paternidad o maternidad, la atención de las madres, la alimentación infantil, las prácticas para obtener atención entre las familias y las comunidades a fin de prevenir enfermedades, y una gestión óptima de las enfermedades infantiles.
Esto incluye el tratamiento de la diarrea, incluso mediante la utilización de las sales de rehidratación oral, y de las infecciones agudas de las vías respiratorias como la neumonía.
Aumentar el acceso al agua y el saneamiento mejorados. UNICEF contribuye a desarrollar sistemas para el control de enfermedades transmitidas por el agua como el gusano de Guinea y el cólera, que perjudican la supervivencia y el desarrollo infantiles, reducen la productividad e incrementan los costos de atención de la salud. La lucha para encontrar agua y recursos higiénicos aumentan sobre todo la carga que soportan las niñas y las mujeres.
En estrecha colaboración con los gobiernos, UNICEF ayuda también a fortalecer las políticas y los presupuestos y prestar apoyo a las capacidades técnicas en los programas para la promoción de la higiene, el saneamiento, las opciones rentables de abastecimiento de agua y calidad del agua, especialmente para las familias pobres de los medios rurales y urbanos. Estas actividades tienen como objetivo alcanzar los Objetivos del Milenio 4 y 7.
UNICEF contribuye también establecer alianzas que agrupan competencias y recursos, especialmente en su papel de promoción, facilitación y coordinación en situaciones de emergencia.
Responder rápidamente a las situaciones de emergencia. UNICEF es también una de las primeras organizaciones humanitarias que llegan a la escena después de que se produce una crisis, y ayudan a establecer sistemas de seguimiento, a organizar alianzas y a distribuir vacunas y suplementos de vitamina A. UNICEF ayuda también a financiar y construir instalaciones de agua y saneamiento para tratar de evitar la propagación de enfermedades transmitidas por el agua.
Al proporcionar suministros, personal y asistencia en instalaciones y saneamiento, UNICEF también ayuda a que los niños y niñas regresen a la escuela, una medida que apoya varios de los Objetivos. En las escuelas, los niños están registrados y protegidos, supervisados por adultos, y tienen acceso a atención de la salud, alimentación y recursos de saneamiento.