En las últimas semanas, la muerte de al menos 8 niños con serios problemas de desnutrición en el norte de Argentina volvió a poner el foco sobre un problema que tiene atónitos a muchos: ¿por qué mueren de hambre los niños en un país que es uno de los principales productores de alimentos del mundo?
Según la Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin) 260.000 chicos menores de cinco años sufren algún grado de desnutrición en Argentina.
En tanto, 2.100.000 personas no tienen garantizado el acceso a una alimentación diaria.
Uno de los grupos más vulnerables son las comunidades indígenas, sobre todo las que habitan en el noroeste del país, en la zona conocida como el Gran Chaco o Chaco Salteño, que abarca a las provincias de Salta, Formosa, Chaco, Santiago del Estero y Santa Fe.
Los ocho niños que fallecieron por causas relacionadas con la alimentación deficiente en 2011 eran de familias aborígenes de Salta.
Las muertes generaron acusaciones contra el gobierno provincial de Juan Manuel Urtubey, en medio de un clima preelectoral por los comicios gubernamentales que se llevarán a cabo en abril.
Urtubey, un aliado del gobierno nacional, reconoció que «la desnutrición infantil es un drama latente», pero señaló que el principal problema no es la falta de asistencia estatal, sino una «cuestión cultural» de los indígenas que dificulta las tareas de ayuda.
Los dichos del gobernador fueron criticados por sus opositores, que lo acusaron de tener
actitudes racistas y de buscar deslindarse de su responsabilidad en las muertes.
En esta época del año es cuando más calor hace en la provincia (Salta) y siempre hay un aumento de casos de niños que mueren por deshidratación, por no tener acceso a agua potable y contraer enfermedades como la diarrea
Enrique Heredia, director de Medicina Social del Ministerio de Salud Pública en Salta
El director de Medicina Social del Ministerio de Salud Pública de la provincia de Salta, Enrique Heredia, dijo a BBC Mundo que el problema de la desnutrición infantil está siendo politizado y aseguró que las palabras de Urtubey fueron «tergiversadas».
Heredia señaló que si bien en la provincia hay problemas de desnutrición, los niños que fallecieron no murieron por falta de acceso a alimentos o de ayuda estatal, sino por diversos problemas de salud, provocados por múltiples factores.
Para el experto, el problema es agravado por una serie de «barreras» que complican la asistencia social a las comunidades indígenas.
Una de esas trabas -aseguró- es el idioma, ya que muchos de los aborígenes Wichí, que habitan en Salta, no hablan español.
En tanto, ciertas costumbres y tradiciones ancestrales, relacionadas, por ejemplo, con temas como el alumbramiento y la lactancia, también chocan con la medicina moderna administrada por los trabajadores de la salud.
Según la organización Conin, 260.000 menores de cinco años sufren algún grado de desnutrición.
Ana Álvarez, de la Fundación Asociana, una ONG anglicana que asiste a las comunidades indígenas del Chaco Salteño hace más de cien años, señala que los problemas que aquejan a los aborígenes tienen un origen: la tala de los bosques nativos, de los que dependían para su subsistencia.
«Los Wichí son tradicionalmente cazadores y recolectores. La deforestación los obligó a tener que abandonar sus aldeas para vivir en los alrededores de las zonas urbanas, donde no tienen acceso a agua potable y donde se perdió el tejido social de la comunidad», dijo a BBC Mundo.
Según su organización, entre 1998 y 2006 se talaron 600.000 hectáreas de bosques en Salta, para hacer lugar para la ganadería y sobre todo la agricultura y su cultivo estrella: la soja.
Eso dejó sin posibilidades de subsistencia a los más de 25.000 indígenas que habitan en la zona del Chaco Salteño.