Un problema latente
De acuerdo con la historia de la salud pública, en el proceso de descenso de la mortalidad infantil primero disminuyen las muertes por causas vinculadas al entorno, que se consideran fácilmente evitables e inciden mayormente durante el período post neonatal (de 1 a 11 meses de edad).
Por lo tanto, en esta etapa tiende a aumentar el peso relativo de las muertes por bajo peso al nacer, malformaciones congénitas y otras enfermedades relacionadas con las condiciones del embarazo y el parto que se den principalmente durante los primeros 28 días de vida (período neonatal).
La mortalidad post neonatal muchas veces se puede evitar mediante intervenciones médicas y sanitarias, tales como la terapia de rehidratación oral que disminuye la mortalidad por diarrea.
Una reducción en la mortalidad neonatal, en cambio, requiere el control de otras tecnologías, particularmente de diagnóstico prenatal y de atención especializada en el período perinatal (incluye las muertes en la primera semana de vida y las muertes fetales).
También llaman la atención las muertes por causas externas en la infancia, que se consideran totalmente evitables.
Dentro de estas muertes, para el año más reciente es posible identificar las relacionadas con agresiones y accidentes dentro de la vivienda, que representan alrededor del 50% de las defunciones por causas externas. Se trata de decesos prevenibles, pues se relacionan
directamente con deficiencias en el cuidado y maltrato infantil.