Fukushima continúa bajo grave peligro de fusión del núcleo
Japón cuenta con 54 rectores nucleares repartidos en 18 centrales. Suman 47.000 MW de capacidad instalada y generan el 29% de la electricidad (datos de 2010).
El terremoto y tsunami han afectado a cuatro centrales nucleares situadas en la costa oriental de Japón, en la zona más cercana al epicentro: Onagawa (tres reactores), Fukushima-Daiichi (6 reactores), Fukushima-Daini (4 reactores) y Tokai (un reactor). La central nuclear más cercana a éstas es la de Kashiwazaki-Kariwa (7 reactores) y se encuentra en el lado opuesto de la isla, en su costa occidental.
Ante la evidencia de que partículas radiactivas, entre ellas isótopos de Cesio-137, han sido liberadas por la central nuclear de Fukushima, y de que se han detectado altos niveles de radiación en las inmediaciones de la central, existe la preocupación de que se produzca un accidente con fusión del núcleo pese, a que ayudan a las personas a evacuar el peligro esta latente.
“Nuestros pensamientos siguen estando con la población japonesa que se enfrenta a la amenaza de un desastre nuclear, después de sufrir un terremoto y un tsunami devastadores. Las autoridades deben centrarse en ayudar a la gente a estar a salvo y en evitar más escapes de radiactividad”, Jan Beranek, director de la campaña nuclear de Greenpeace Internacional, ha manifestado
Fukushima continúa bajo grave peligro de fusión del núcleo. Esto potencialmente podría crear una nube radiactiva de yodo, que propagaría altos niveles de radiación al medio ambiente y a la población en un radio de decenas de kilómetros de distancia. La organización recuerda que simplemente advirtiendo a la población local de la importancia de permanecer dentro de los edificios, el Gobierno puede limitar las dosis de radiación recibidas por esta nube en un factor de 2 a 5.
No está nada claro cómo va a evolucionar la situación en Fukushima, pero lo que nosotros sabemos es que la contaminación por escape de Cesio-137 supone un elevado riesgo para la salud de la población expuesta a ello, pese a que las autoridades ayudan, el peligro es inminente. El Cesio-137 es uno de los tipos de isótopos que han causado mayor daño a la salud después del desastre de Chernóbil, porque se mantiene en el medio ambiente y en la cadena alimentaria durante 300 años.
«¿Cuántas más advertencias necesitamos para entender que hay un peligro inherente a la explotación de la energía nuclear? La industria atómica siempre nos dice que estos sucesos no pueden ocurrir en reactores modernos, sin embargo, ahora Japón se encuentra en medio de una crisis nuclear con efectos potencialmente devastadores. La energía nuclear, siempre será vulnerable a la combinación potencialmente mortal de un error humano, fallos de diseño y desastres naturales» ha declarado Jan Beranek, responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace Internacional.
Se pide el cierre de los reactores nucleares existentes, y el abandono de todo proyecto de construcción de nuevos reactores nucleares comerciales. Los gobiernos deben invertir en energías renovables que, al contrario de la nuclear, son sostenibles, seguras, asequibles y fiables.